sábado, 20 de octubre de 2007

Carta de Lucas...

Papá, hace días que no sé nada de ustedes. Acá abajo está oscuro todavía. No sé si pueda seguir aguantando. Anoche no pude dormir por los ruidos horribles que sentía al lado mío, y pienso que Erika estaba haciendo otra vez eso que les conté que hacía con la garganta operada. Me da miedo su garganta operada. Ahora aprovecho para escribir un poco más con la unica vela que me queda, ya casi consumida. Pero les juro, pensé que podía aguantar y sin embargo me estoy convenciendo de que estaba en un error. Te pido por favor que apenas puedas leer esta nota/carta de las tantas que les he escrito hagas algo y me saques de acá. No sé si a Erika, vos sabes, está demasiado enferma y está casi muerta, pero...a mí, a tu hijo, yo todavía puedo vivir, es más, te podés dar cuenta que escribo sin problemas, tengo coordinación de mis movimientos, estoy consciente. Por favor, apenas leas este escrito que te dejo debajo de la puerta necesito que hagas algo. No sabes...el olor es terrible, pero más feo son los ruidos que escucho de noche, y sé que esa parte no pertenece a mis pesadillas, eso lo sé, sé muy bien diferenciar ahora...vos me lo habías dicho....al menos aprendí a manejar esa parte de mis sueños. Pero los chistidos, los gemidos, los susurros, ya no los aguanto. Te pido perdón por haberte hecho enojar durante tanto tiempo, pero no sabía que todas esas "cosas" que de mi cabeza brotaban podían quedarse....lo lamento tanto, de veras.
Ayer en medio de la penumbra que nos da la luz que se filtra por la puerta (la unica orientación que tengo respecto a las horas del día) Erika se quejó apenas con las pocas palabras que articula, y me dijo que al lado de ella había un sombra que la estaba mirando, y después me dijo que vio unos ojos amarillos en un extremo del depósito, y me dijo carraspeando que seguía siendo yo el culpable de todo eso. Pero no podía hacer nada. Después vomitó y me dijo que se sentía morir. Por la noche, en medio de la oscuridad, le toqué la piel y sentí que estaba hecha un hielo, y largaba unas gotas de agua muy desagradables...por un momento pensé que no era ella...ya me pasó de sentir accidentalmente la presencia de todos los que...ya sabes...de los demás que "están" acá con nosotros encerrados. A veces siento que me pasan al lado mío. Siento frío y se me eriza la piel. La luz nos da la posibilidad de ver, pero al mismo tiempo el horror de poder verlos; y esa idea me sigue asustando. No los quiero ver. Prefiero sólo sentirlos y que mi vista quede vedada a sus formas.
Sabes?. Tengo que dejar de escribir. Erika creo que está muriendo. La siento. Ya no es ella, ya la ví antes en esa pesadilla que te conté en la primera carta. Y una vez más, se está cumpliendo como todos los terrores que se me manifiestan como una maldición. Escribo estas cartas porque sé que las estás leyendo. Estoy convencido de eso. Lo veo también en mis pesadillas, y eso al menos es algo positivo que saco de ellas. Mi corazón brinca incontrolable.
Ya te dije, despertar de esta pesadilla es tan imposible como escapar de mi propio cuerpo.




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