martes, 30 de septiembre de 2008

Trama


Rencores no. El pasado tampoco. Sin embargo subsisten ideas que alimentan de vez en cuando alguna que otra obsesión dañina que augura hechos que posiblemente puedan desembocar en una epidemia de dolor. Quizás ante los hechos las situaciones se presentan con esplendoroso brillo, ofreciendo un halo de cierto destino en manos de princesas, recubriendo a través del telón de las palabras una incómoda realidad que es lo sádico y ambivalente de mis emociones hacia vos. ¡Cuánto fulgor he desplegado, hacia aquello que he anhelado!, y aun así la historia se repite, armada de quién sabe qué cantidad innumerable de cerraduras, las que abres y cierras obsesivamente al modo de desvencijadas puertas de pueblo fantasma, entre la tregua y el vasallaje que manifiestan tus actitudes al goce. Y yo, esperanzado en poder despedazarte, espero inquieto la hora en que al fin me apodere eternamente de aquellos huesos míos que sostienen el ensamblaje de tu cuerpo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Taría bueno saber de quien hablas aunque no sabes quien soy...

:O